28 febrero, 2020 - 39ytú
Dra. Mª Salud Abellán Ruiz, profesora en la Facultad de…
11 junio, 2021
El sedentarismo es un factor muy relevante que influye significativamente en la salud de la población mundial y está relacionado con un aumento del riesgo de sufrir numerosas enfermedades, como la obesidad, diabetes mellitus, asma y enfermedades cardiovasculares (ECV), entre otras. Por otro lado, el papel de la microbiota intestinal en el estado de salud de las personas y el desarrollo de enfermedades ha ido ganando interés en la última década. De hecho, algunos estudios han mostrado diferencias a nivel de la microbiota intestinal entre sujetos sedentarios y sujetos que realizan actividad física a diferentes intensidades (incluso a intensidades bajas).
En la actualidad existe una gran evidencia científica sobre el efecto beneficioso que tiene la actividad física sobre la salud en los seres humanos, que, en parte, podría atribuirse a la modulación de la composición de la microbiota intestinal. En línea con esta afirmación, se ha visto que sujetos físicamente activos como jugadores de rugby tienen una composición de la microbiota intestinal más saludable en comparación con sujetos sedentarios; destacando niveles más altos de α- diversidad y Akkermansia, bacteria relacionada con una buena salud intestinal. Hay que mencionar que, en el estudio citado, los valores de α- diversidad se relacionaron también con una ingesta proteica lo que indica que tanto la alimentación como la actividad física son promotoras de cambios en la microbiota intestinal.
De manera similar, en mujeres premenopáusicas activas se han observado niveles más altos de algunas bacterias intestinales beneficiosas (F. prausnitzii, Roseburia hominis y Akkermansia muciniphila) en comparación con mujeres sedentarias. Sin embargo, se debe tener en cuenta que el impacto de los hábitos dietéticos sobre la microbiota intestinal es mayor que el del ejercicio físico. Por eso, el efecto del ejercicio independientemente de los hábitos dietéticos ha sido poco estudiado.
No obstante, en un estudio de intervención realizado con sujetos sedentarios delgados y obesos para evaluar el efecto del ejercicio físico durante 6 semanas sobre la microbiota intestinal, en el que se controló la dieta, se observaron cambios hacia un perfil bacteriano más saludable en los sujetos delgados con respecto a los obesos. Así en el grupo de individuos con menor índice de masa corporal (IMC) aumentaron las bacterias productoras de metabolitos tan importantes para la salud como el butirato y el acetato. Estos resultados sugieren que el IMC es un factor a tener en cuenta en la modulación de la microbiota intestinal mediante el ejercicio físico.
Se ha encontrado que el perfil microbiano del intestino de los sujetos activos es diferente al de los sedentarios, lo que lleva a pensar que el tipo, la frecuencia y la intensidad del ejercicio impactan en la microbiota intestinal de una manera diferente. De hecho, los atletas de élite parecen tener una microbiota intestinal metabólicamente favorable como resultado de muchos años de nutrición optimizada y un alto grado de condición física mantenido a lo largo de los años. En este sentido, se ha visto que los cambios en las poblaciones bacterianas son reversibles si el individuo vuelve a una situación de sedentarismo.
La práctica de actividad física moderada puede modular las funciones bacterianas que participan en la regulación del colesterol, glucosa y lípidos. Simultáneamente, también puede modular la producción de Inmunoglobulina A (IgA) intestinal y los niveles de determinadas poblaciones de linfocitos, así como reducir el tiempo de tránsito intestinal; todos estos mecanismos pueden influir en la composición de la microbiota intestinal.
La influencia del estilo de vida en la salud es un hecho más que constatado. En los últimos años, los estudios demuestran la influencia que tienen los cambios en el estilo de vida sobre la microbiota intestinal. Una alimentación saludable junto a la práctica de ejercicio físico de forma regular, son claves para el mantenimiento de una microbiota saludable y en la prevención de enfermedades crónicas, ya que esta impacta en el funcionamiento de todo el organismo humano. No obstante, todavía falta mucha investigación para aclarar los mecanismos que influyen en la regulación de la microbiota intestinal mediada por el ejercicio.
Por lo tanto, la inclusión y el aumento de la actividad física como hábito, puede suponer un tratamiento eficaz y una estrategia preventiva para muchas enfermedades crónicas en las que se haya implicada la microbiota intestinal.
Bibliografía
AUTOR: Francisco Javier Martínez Noguera
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