4 febrero, 2022 - 39ytú
Departamento de nutrición ICLANP La ashwagandha, también conocida como withania…
7 julio, 2022
El uso de las plantas medicinales se remonta a las épocas más antiguas, ya que durante mucho tiempo fue el principal recurso terapéutico utilizado para tratar la salud de las personas. Gracias a sus beneficios y a sus resultados curativos, los últimos años ha captado la atención de investigaciones medicinales, como una alternativa a los tratamientos preventivos y curativos con el fin de disminuir los medicamentos prescritos.
Hoy en día existe evidencia científica que comprueba las funciones y los beneficios que nos pueden aportar algunas plantas en las distintas funciones de nuestro organismo. Existen plantas que tienen un efecto positivo en la digestión, otras que favorecen nuestro sistema inmune o que pueden estar vinculadas en mejorar las funciones de nuestro intestino.
Algunas de ellas que destacan desde la antigüedad por sus propiedades y beneficios:
Tradicionalmente utilizaba para aliviar dolores y molestias de estómago, infecciones, o espasmos cólicos. Uno de los mayores beneficios de la manzanilla es que actúa sobre el proceso digestivo aumentando la producción de jugos gástricos, reduce la actividad proteolítica de la pepsina reduciendo la acidez y ejerciendo un efecto protector, contribuyendo de esa forma al confort digestivo.
Actualmente la lavanda, o Lavandula officinalis, es conocida por su capacidad para calmar y aliviar el estrés mental y sus efectos. Posee aceites esenciales que están asociados con un efecto positivo en mejorar el disconfort digestivo en casos de estrés.
Quizás una de las plantas más conocidas y extendida. Desde los tiempos antiguos, la infusión de menta es utilizada para aliviar el hinchazón abdominal y los cólicos, mientras que facilita la digestión de las comidas mas pesadas. Su aceite esencial tiene como componente principal el mentol, elemento con propiedades antisépticas, antiinflamatorias, carminativo, espasmolítico y antibacteriano, reduce la presión intracolónica y alivia la flatulencia.
Planta rica en aceites esenciales, antioxidantes y ácidos orgánicos, que tienen una actividad antioxidante y antimicrobiana. Su contenido en aceites, con alto contenido en anetol, otorga a la planta propiedades digestivas, antisépticas, espasmolíticas y carminativas (favorece la expulsión de los gases del tubo digestivo). Ayuda con las flatulencias y los espasmos abdominales.
También conocida como withania somnífera, ginseng indio o cereza del infierno, es una hierba medicinal de gran importancia en los sistemas médicos ayurvédicos indígenas. Se trata de un pequeño arbusto leñoso que crece en África, el Mediterráneo y la India. Esta planta se usa tradicionalmente para ayudar al cuerpo y a la mente en situaciones de estrés físico y mental. Investigaciones revelan que su consumo está asociado con un efecto positivo en la función muscular y en el mantenimiento de la estabilidad emocional. También favorece la conciliación del sueño.
Planta originaria de Estados Unidos; los nativos americanos fueron los primeros en utilizar la equinácea con fines curativos. Hoy en día existe, evidencia científica que demuestra la eficacia de la equinácea como planta inmunomoduladora, capaz de disminuir la gravedad y duración de los síntomas del resfriado común. Gracias a su capacidad antioxidante ayuda a mantener el sistema inmune y a las defensas del cuerpo.
Se obtiene de plantas herbáceas, y fue muy empleada por los egipcios, griegos y romanos en el tratamiento de úlceras, mientras que su uso se asociaba con un incremento de la memoria. La planta posee aceites esenciales con un alto contenido antioxidante, una actividad antiinflamatoria y antiséptica que contribuye a mantener y a fortalecer las defensas del cuerpo y del sistema inmune.
Nuestros productos de 39ytú, junto a las distintas cepas probióticas llevan como ingrediente básico extracto de Ashwagandha y en cada producto se encuentran extractos de diferentes plantas con el fin de aliviar y mejorar los efectos de los trastornos gastrointestinales y mantener y proteger nuestras defensas inmunitarias.
Bibliografía