31 enero, 2023
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un conjunto de enfermedades que cada vez están más presentes en la población y son la causa principal de muerte en el mundo. Estas enfermedades constituyen un grupo de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos. Uno de los principales factores de riesgo para ECV es la hipertensión, que se define como el exceso de presión que ejerce la sangre sobre las paredes por donde circula el torrente sanguíneo.
Es muy importante tenerla controlada, para ello es conveniente medir la tensión cada cierto tiempo y de esta manera llevar un control. Por mediación de un tensiómetro es la manera más fácil, este instrumento te dará como mínimo 2 cifras:
Se considera que se padece hipertensión en medidas mayores o iguales a 140 mmHg en presión arterial sistólica y una cifra de 90 o mayor para la presión arterial diastólica.
La hipertensión es prevenible y puede ser tratada a través de una serie de intervenciones preventivas, como son: la disminución del consumo de sal, una alimentación rica en vegetales, frutas, verduras y hortalizas, la realización de actividad y ejercicio físico de manera regular y el mantenimiento de un peso corporal saludable. El exceso de grasa corporal da lugar una mayor probabilidad de padecer hipertensión, aunque personas con una composición corporal buena también pueden tener hipertensión. Por lo que es importante ser consciente de los alimentos que ingerimos y de los hábitos de vida que mantenemos.
Una alimentación basada en verduras, hortalizas, frutas y legumbres es clave, pero también es importante complementar esta base con otros alimentos como los lácteos, cereales integrales, frutos secos, pescado y carne no procesada.
También hay una relación entre la ingesta de calcio y la tensión arterial. Es beneficioso mantener unos niveles adecuados de calcio en el organismo ya que bajos niveles de este mineral se asocian con una mayor probabilidad a padecer hipertensión arterial.
Los alimentos menos recomendados serían los compuestos por muchos ingredientes y con poco valor nutritivo como son la bollería industrial, las gominolas, la comida rápida y bebidas como el alcohol o los refrescos.
Por último, el consumo de tabaco se relaciona con valores altos de tensión arterial.
Bibliografía