18 abril, 2019
La función general del tracto gastrointestinal es digerir los nutrientes ingeridos a través de procesos complejos de secreción de enzimas digestivas y absorción de nutrientes. El intestino también desempeña importantes funciones inmunitarias y una amplia gama de mediadores inflamatorios pueden influir en el reclutamiento de linfocitos y otras células inmunitarias en la pared intestinal, incluidos los mastocitos, y al mismo tiempo modular la actividad de las redes neurales intestinales.
El actual ritmo de vida trae como consecuencia muchas veces ingesta de alimentos poco saludables, estrés, falta de ejercicio… que alteran el ritmo intestinal. Cuando la digestión es lenta, los alimentos que no se digieren pueden fermentarse y provocar síntomas de malestar gastrointestinal, como ardores, dolor abdominal, náuseas, eructos o reflujo, entre otros.
Para mejorar la regularidad intestinal se debe aumentar el volumen y el peso de las heces a través del consumo de, principalmente, fibra. Se debe favorecer una microbiota sana y fuerte. La microbiota facilita una correcta absorción de los nutrientes en el intestino y normaliza el tránsito. Los alimentos que contienen bacterias lácteas vivas son beneficiosas para el organismo destacando el yogur y algunos quesos frescos.
Además, existen una serie de pautas dietéticas basadas en:
La actividad física es la mejor forma de fomentar el bienestar y una buena salud.
Pero si todo ello no es posible siempre puedes ayudarte de alguna de nuestras soluciones bioactivas, para volver a encontrar esa regularidad intestinal y el confort intestinal.