La microbiota intestinal es el conjunto de numerosos y diversos microorganismos que habitan en el tracto intestinal humano, constituidos principalmente por una diversidad de especies bacterianas que conviven entre ellas en un equilibrio de forma simbiótica. Bajo el entorno de la simbiosis la microbiota intestinal, muchas de las funciones esenciales de nuestro organismo se desarrollan mejor y con mayor eficacia.
Existen factores que pueden afectar a ese equilibrio y diversidad de las especies bacterianas, alterando de forma negativa la microbiota y sus funciones. En concreto, se conoce como disbiosis intestinal las alteraciones cualitativas o cuantitativas de la microbiota, produciendo un sobrecrecimiento o una reducción de los microorganismos constituyentes de la microbiota que, a su vez, impacta de forma negativa en las funciones biológicas que esta desarrolla.
Las actividades principales de la microbiota se ven dañadas por la disbiosis, consecuencia de factores como son: el seguimiento de hábitos no saludables, una alimentación incorrecta, estrés, el uso de laxantes o la toma de antibióticos. Con el tiempo, muchas veces la disbiosis puede manifestarse de distintas formas y con distintos síntomas.
Posibles síntomas de disbiosis intestinal
- Dificultades metabólicas: el desequilibrio puede llegar a alterar los procesos metabólicos, e influir a la capacidad del cuerpo para absorber y metabolizar los nutrientes.
- La tendencia al sobrecrecimiento de microorganismos con una mayor eficiencia en la obtención de la energía se asocia con el desarrollo de enfermedades como la obesidad o la diabetes tipo II.
- Malestar estomacal e intestinal: trastornos como los gases, hinchazón, el estreñimiento, la diarrea y la acidez pueden ser signos de un intestino inestable, ya que encuentra más dificultades para procesar los alimentos y eliminar los residuos.
- Intolerancias alimentarias: la alteración de los procesos metabólicos puede afectar a la secreción y a la producción de componentes importantes como son las enzimas y componentes bioactivos, que intervienen en la digestión de algunos alimentos. Esto puede producir síntomas desagradables como hinchazón, gases, diarrea, dolor abdominal y náuseas.
- Enfermedades inmunitarias: la microbiota alterada se asocia con procesos de inflamación, que pueden alterar el funcionamiento del sistema inmunitario. Nuestras sistema inmune se puede ver afectado, siendo más fácil padecer infecciones víricas o desarrollar enfermedades autoinmunes.
Para poder recuperar la simbiosis microbiana y, por tanto, el buen funcionamiento de nuestro organismo existen agentes, como son los probióticos, que son considerados herramientas útiles para restablecer y mantener el equilibrio armonioso de la microbiota; a través, también, del manejo de una alimentación equilibrada y variada.
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