25 noviembre, 2022
La inflamación crónica sistémica es un proceso que se relaciona con muchas complicaciones para la salud; está involucrada en el desarrollo de gran parte de las enfermedades no transmisibles
Las causas de este problema que afecta a una alta proporción de la población mundial son varias, aunque la principal es un estilo de vida inadecuado.
La alimentación es clave para prevenir la inflamación crónica. Actualmente, los alimentos más consumidos son los que repercuten, en gran medida, en la aparición de este problema y, como consecuencia, en una mayor probabilidad de padecer alguna de estas enfermedades no transmisibles.
El omega 6 y el omega 3 juegan un papel muy importante. Ambos ácidos grasos son necesarios para vivir, por lo que su aporte debe ser más o menos equilibrado. Un ratio normal sería de 1/1 hasta 4/1 entre omega 6 y omega 3. En cambio, en la sociedad actual, existen casos en los que este ratio se eleva a un 16/1 en favor del omega 6, algo muy perjudicial para la salud, ya que ambos ácidos grasos ejercen funciones distintas.
Además, también se consideran alimentos antinflamatorios las frutas, verduras y hortalizas, pescado azul, nueces o semillas de chía (ricos en omega 3). Otra cosa a destacar es el desarrollo de la tecnología alimentaria, ya que permite que alimentos que no poseen una cantidad reseñable de ácidos grasos omega 3, sean fortificados con este y sean más interesantes a nivel nutricional como, por ejemplo, los huevos o la leche enriquecida con omega 3.
En el lado contrario encontramos los ultraprocesados, considerados alimentos proinflamatorios. Por ejemplo, sería conveniente evitar la bollería, pastelería, galletas, “comida rápida”, gran parte de platos precocinados, etc.
Bibliografía