28 febrero, 2020 - 39ytú
Dra. Mª Salud Abellán Ruiz, profesora en la Facultad de…
20 diciembre, 2019
Autora: Begoña Cerdá Martínez-Pujalte
La relación entre la microbiota intestinal y el sistema inmune es clara. Desde el inicio contribuye a la maduración del sistema inmunitario, además es fundamental para mantener su homeostasis durante toda la vida. Es necesario que la composición de la microbiota sea la adecuada para que el sistema inmunitario funcione correctamente. Las alteraciones de la microbiota intestinal que pueden ocurrir por cambios en la composición (disbiosis), función, o interacciones microbiota-hospedador, se han relacionado tanto con patologías gastrointestinales (intestino inflamatorio enfermedad, cáncer colorrectal o síndrome del intestino irritable), como con patologías extra intestinales, (como las que afecta el hígado o el tracto respiratorio).
Bien es sabido que los antibióticos constituyen el tratamiento base en las infecciones bacterianas. El tratamiento con antibióticos ha salvado y sigue salvando millones de vidas. Los antibióticos (penicilinas, sulfamidas, macrólidos, los aminoglucósidos, quinolonas, cefalosporinas y carbapenems) se utilizan para destruir a los patógenos que causan infecciones potencialmente letales. Sin embargo, ninguno es selectivo para patógenos, y su administración conduce a la destrucción colateral de las poblaciones bacterianas comensales que constituyen la microbiota intestinal.
Los efectos de los antibióticos sobre la microbiota intestinal permanecen durante varios meses después de la interrupción del tratamiento, y varían entre individuos. Los síntomas, como la reducción de la diversidad de las bacterias, la disminución de la homología y los aumentos relativos excesivos de ciertas especies se pueden restaurar o por el contrario pueden persistir en el tiempo. Además, un efecto secundario que se puede presentar con la administración de antibióticos es la diarrea.
El restablecimiento de la microbiota intestinal después del tratamiento con antibióticos, puede ser clave no solo para disminuir o eliminar los efectos nocivos de los antibióticos sobre la microbiota comensal, sino que también podría restablecer la resistencia a la colonización, reduciendo notablemente las infecciones, particularmente las causadas por bacterias resistentes a los antibióticos. Hay diferentes estudios en donde se están identificando especies bacterianas comensales que pueden convertirse en probióticos para restablecer o mejorar la resistencia a la colonización.
Los probióticos son microorganismos que pueden ser beneficiosos para la salud cuando se consumen en cantidades adecuadas. Su función está estrechamente relacionada con las especies de microorganismos que colonizan el intestino. La interacción entre los probióticos y las células huésped, así como la microbiota intestinal, es un factor clave que influye en la salud del huésped. Los probióticos tienen impacto en el ecosistema intestinal al regular la inmunidad de la mucosa intestinal, al tener interacciones con la microflora comensal o con patógenos potencialmente dañinos, ya que producen metabolitos (como ácidos grasos de cadena corta y ácidos biliares) y actúan sobre las células huésped a través de vías de señalización. Estos mecanismos pueden contribuir a la inhibición y eliminación de agentes patógenos, a la mejora del microambiente intestinal, al fortalecimiento de la barrera intestinal, a la atenuación de la inflamación y a la mejora de la respuesta inmune específica de antígeno.
Las especies del género Bifidobacterium forman parte de las poblaciones normales de un intestino humano sano. Alteraciones tanto en el número como en la composición de sus poblaciones es una de las características más frecuentes que se encuentran en algunas patologías. La investigación clínica ha demostrado que el uso de probióticos, en los que estén incluidas las cepas de bifidobacterias, es útil para mantener un intestino sano y para reestablecerlo en casos de disbiosis intestinales. En concreto, Bifidobacterium animalis subsp. lactis ha demostrado tener efectos positivos tanto como un probiótico como cuando se complementa como simbiótico en combinación con prebióticos.
Además, se ha evidenciado que los probióticos son efectivos para la prevención y el tratamiento de la diarrea asociada a la administración de antibióticos, en niños y en adultos, concretamente las especies Lactobacillus rhamnosus o Saccharomyces boulardii.
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