28 febrero, 2020 - 39ytú
Dra. Mª Salud Abellán Ruiz, profesora en la Facultad de…
9 octubre, 2020
Mª Isabel Vasallo Morillas, Directora en San Antonio Technologies S.L
El cromo (Cr) es un elemento químico que se encuentra de forma ubicua en la naturaleza y, por tanto, se puede hallar en el agua, la tierra y los sistemas biológicos. Sus estados de oxidación van de -2 a +6 siendo el estado de oxidación + 3 (Cr (III)) el más estudiado en relación con la salud humana pues es el que se encuentra de forma natural en los alimentos.
Tras 40 años de trabajos significativos en relación con la esencialidad del cromo como nutriente, se ha aceptado que el Cr (III) es un nutriente esencial para los humanos entendido como tal, según la European Food Safety Authority (EFSA), cualquier sustancia que un organismo vivo debe consumir con la dieta para mantener una salud, un desarrollo y un crecimiento normales. En este sentido se ha postulado que el Cr (III) es necesario para la eficacia de la insulina en la regulación del metabolismo de los hidratos de carbono. Así, la EFSA en 2010 emitió una opinión científica positiva indicando que existen pruebas científicas suficientes para aceptar la alegación de salud “El cromo contribuye al mantenimiento de los niveles normales de glucosa en sangre“ en la población general.
Un humano de 70 kg de peso medio, tiene en su organismo una cantidad total de cromo de 1,8 mg y la concentración de cormo en sangre varía entre 0,1 y 0,2 µg/L. Estas concentraciones son muy bajas por lo que es difícil establecer niveles que supongan deficiencias de cromo y sus consecuencias para los humanos. Sin embargo, se han publicado varios informes de casos en los que pacientes tratados con nutrición parenteral total que presentaban intolerancia a la glucosa, pérdida de peso y neuropatías consiguieron revertir dichos síntomas cuando se les incrementaba la dosis de cromo entre 150 y 250 µg/día. Más tarde, una revisión de 23 estudios de suplementación con cromo en individuos con tolerancia a la glucosa alterada, concluyó que 5 de los estudios demostraban una mejora en la tolerancia a la glucosa, incrementando la eficacia de la insulina, así como efectos positivos en el perfil lipídico (colesterol y triglicéridos) cuando se administraban 200 µg de Cr (III) por día. La duración del tratamiento con Cr (III) y la dosis necesaria para una respuesta beneficiosa dependía del grado de intolerancia a la glucosa.
Aunque no está totalmente claro el mecanismo de acción del cromo en el metabolismo de la glucosa se ha indicado que se basa en una interacción con los receptores de la insulina, dando como resultado la estimulación de la actividad de tirosina kinasa. No obstante, las investigaciones moleculares y celulares han puesto el punto de mira en la acción intracelular del Cr (III) mostrando un efecto en la translocación del colesterol celular y el transportador de glucosa GLUT-4. Sin embargo, se necesitan nuevas investigaciones que identifiquen el complejo celular de cromo que participa en las interacciones y determinen si ese complejo es un cofactor esencial que media en el efecto del cromo.
La eficiencia de la absorción de cromo tras la suplementación está entre el 0,1% y el 5,2% y depende del complejo de cromo ingerido. La absorción del Cr (III) de los alimentos está en un rango de 0,4% a 2,5% y depende de las propiedades químicas del alimento ingerido y de los otros componentes de la dieta. Así, la vitamina C mejora la absorción de cromo. Los alimentos ricos en cromo incluyen la carne y productos cárnicos, aceites y grasa, pescados, cereales y panes y especias.
En la población general no se han encontrado deficiencias en la ingesta de cromo, por lo que las autoridades europeas en seguridad alimentaria no han establecido niveles de ingestas adecuadas de referencia para este elemento. La media de ingesta de cromo estimada tras un estudio que involucró a 17 países europeos fue de entre 57,3 µg/día y 83,8 µg/día en adultos.
Sin embargo, está demostrado mediante investigaciones que cuentan con un elevado nivel de evidencia que la suplementación con cromo en dosis diarias de entre 200µg y 1000 µg mejora los niveles de los marcadores utilizados para el diagnóstico de la diabetes, como son la glucosa plasmática en ayunas (FPG) y la hemoglobina glucosilada (HbA1c). Además, la suplementación en las dosis estudiadas no incrementa el riesgo de aparición de efectos adversos con respecto a la administración de un placebo en los ensayos clínicos controlados. Esto implica que los pacientes diabéticos con un control glucémico inadecuado pueden beneficiarse de la suplementación con cromo.
Entre los suplementos de cromo estudiados: picolinato de cromo, cloruro de cromo, cromo complejado con ácido nicotínico, levadura de cerveza + dinicocisteinato de cromo, destaca el picolinato de cromo por su eficacia sobre el control de la glucosa. En un estudio clínico aleatorizado llevado a cabo con pacientes con Diabetes Mellitus Tipo II que presentaban un control deficiente de la enfermedad, se administró picolinato de cromo en dosis de 600 µg/día durante 120 días como complemento a la terapia farmacológica, obteniéndose una reducción significativa en los valores de la HbA1c, al final del estudio, en el grupo de pacientes tratados con el suplemento de cromo. Resultados similares se obtuvieron en otro ensayo clínico en el que se incluyeron individuos con sobrepeso y diabetes tipo 2 mal controlada a los que se les administró 600µg/día de picolinato de cromo + biotina durante 90 días como adyuvante al tratamiento para la diabetes. Los niveles de glucosa en ayunas en sangre y de hemoglobina glucosilada bajaron significativamente tras el tratamiento con picolinato de cromo y esta mejora de los niveles de glucosa fue superior en aquellos individuos que tenían un control peor de la diabetes al inicio del estudio (HbA1c > 10%).
Informes recientes sugieren que el picolinato de cromo se absorbe mejor y tiene mayor biodisponibilidad que otros compuestos de cromo utilizados como complementos alimenticios, lo que ayuda a explicar la consistencia hallada en relación a su efecto beneficioso en el control de la glucemia. Sin embargo, para proponer la administración de picolonato de cromo como terapia complementaria al tratamiento de la diabetes se necesita aportar más evidencia científica mediante la obtención de resultados positivos a más largo plazo en ensayos clínicos aleatorizados.
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